domingo, enero 07, 2007

Qin Shihuang ; El ejercito

Dentro del complejo de Xiyan existe un museo de reciente construcción, en una de cuyas salas se exhiben dos piezas muy especiales: los carros de bronce que fueron descubiertos dentro del mausoleo de Qin Shihuang, exquisitas reproducciones a escala de los carruajes que se utilizaban cuando el emperador salía de inspección.

El carro más alto guía al segundo carro, donde viaja el emperador observando a sus tropas desde los pequeños y protegidos ventanucos de su construcción. Los caballos, se supone que los más bellos y rápidos del Imperio, con riendas de oro y plata y la expresión atenta en los ojos y orejas, permanecen prestos a galopar en cuanto se lo exija el conductor.

Estas figuras demuestran el grado de destreza y maestría que alcanzó la cultura del bronce en la antigua china.

Todo en el yacimiento de Xiyang es abrumador: para dar mayor autenticidad a los guerreros, se les dotó de armas reales, de las cuales se han recuperado más de 30.000 hasta la fecha. Espadas, arcos, lanzas, dagas… muchas de las cuales estaban cromadas para resistir mejor la oxidación, técnica ya empleada por China hace 2300 años, pero conocida por Occidente tan sólo hace unas décadas.

Pero eso no es todo. Cada figura es distinta, cada hombre tiene sus propios rasgos, su peinado, su tocado, los ojos distintos, las manos, las barbas o su policromía, que aunque muy dañada por el incendio, todavía puede observarse en algunas figuras no muy deterioradas.

Cada guerrero tiene una expresión que confiere a este ejército una inquietante sensación de que allí hay vida. Desde el arquero más escondido hasta el general, en cuyos ojos puede verse un claro ademán de desprecio por la muerte, no existe la monotonía en el conjunto, puesto que ningún elemento es idéntico a otro.

Caras de hombres con diferentes estados de ánimo, rasgos diversos de las distintas etnias de las que se nutría el ejército imperial, gestos personales, rangos sociales… Una gigantesca fotografía en tres dimensiones que nos habla de la realidad de la sociedad china de hace 2200 años.

El yacimiento de los "terracotas" de Xiyan es uno de los más visitados del mundo, sobre todo por los propios chinos. De ahí que sea conveniente visitarlo a primera hora del día, nada más abrirse el complejo. A la media hora empiezan a llegar autobuses que transportan hordas de turistas que, cámara compacta en mano, inundan de flashes y estrépito el lugar, perturbando el silencio casi sagrado que ha reinado durante 22 siglos en este enterramiento.

En lo que a mí respecta, debo confesar que apenas me enteré del ruido de tan escandalosa turba de turistas. Estando allí abajo, frente a frente con los guerreros, quedé como hechizado por el misterio que desprendían sus miradas.

No sé cuánto tiempo pasé allí, quieto, recorriendo con mis ojos sus caras, sus cuerpos, sus gestos uno a uno. Hasta tuve la sensación de que algún soldado se movía furtivamente mientras yo miraba en otra dirección… Por un instante, sentí que aquel ejército me había hecho prisionero; prisionero de su magia. El ejército que llegó de las tinieblas: los guerreros de terracota del emperador Qin Shihuang.



Esta era la ultima parte de la historia y la leyenda que rodea a los Soldados De Terracota, me conformo con que una sola persona lo haya leido xD.


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4 Comments:

Blogger Mr.Rock said...

igual me leo el tocho ke as puesto xDD

7 ene 2007, 22:08:00  
Anonymous Anónimo said...

No es que me haya interesado nunca por estas cosas, pero he de decir que es un buen e interesante post. Felicidades! ;)

Gracias a Fede por el comentario en mi blog... yo también visitaré el vuestro amenudo y de hecho, pienso haceros un link.

He dejado comentarios en los post anteriores también.

Un besazo.

8 ene 2007, 18:49:00  
Blogger Torres said...

Ramos friki XDDDD

8 ene 2007, 20:37:00  
Blogger Pablo Ramos said...

al q no le guste q no lea xD

Tambien te pongo un link ;)

8 ene 2007, 20:56:00  

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